jueves, 29 de junio de 2017

LA POLÍTICA EXTERIOR DE CARLOS III


LA POLÍTICA EXTERIOR DE CARLOS III



En cuanto a la política exterior, Carlos III abandonando cualquier pretensión de hegemonía acepta jugar un papel dentro del sistema europeo de equilibrios entre poderes continentales. intentó mantener el prestigio español y su presencia colonial, amenazada por el expansionismo de Gran Bretaña y Francia, principalmente. Para ello, reformó el ejército e incrementó el poder naval español, hasta el punto de que pudo ser considerada en su época como la más poderosa después de la británica. Además, las Ordenanzas Reales que se dictaron sobre el ejército demostraron su eficacia, hasta el punto de que en parte aun se mantienen en vigor.

En política exterior fueron fundamentales 3 puntos u objetivos: Paz en el Mediterráneo para garantizar el comercio español en estas aguas, neutralizar a Gran Bretaña en las colonias americanas y recuperar Menorca y Gibraltar de manos de los ingleses; conseguiría recuperar la primera plaza pero no así la segunda que sigue siendo colonia británica.

Carlos III rompió la neutralidad que costosamente había mantenido Fernando VI. Una de sus primeras decisiones fue la participación en la Guerra de los Siete Años. Firmó el pacto de familia con Francia con el objetivo de restituir el equilibrio de fuerzas frete a los británicos en el escenario colonial atlántico-americano. Se trataba de una posibilidad arriesgada para proteger y conservar la integridad territorial de la monarquía y de sus colonias, al tiempo que aseguraba sus vías de comunicación.



Previamente los británico habían rechazado con desdén todas la reclamaciones españolas (ataques corsarios al comercio español, apresamiento de pesqueros españoles y las infiltraciones inglesas en Honduras). Las relaciones estaban muy tensas, pero fue la sucesión de victorias inglesas en Canadá frente a los franceses (Fort Niagara, Quebec…) las que decantaban la contienda a su favor y amenazaban, aún más, las posesiones españolas en el continente. España se alió con Francia por motivos de estado con el objetivo común de frenar el expansionismo británico. Pero los resultados fueron mediocres, ni las operaciones militares, ni el bloqueo comercial pudieron llevarse a cabo con la eficacia planeada. Los ingleses tomaron La Habana y Manila. La Paz de París (1763) que ponía fin al conflicto resultó desastrosa para Francia y de poco provecho para España. Recuperaba La Habana y Manila, devolvía Sacramento  a Portugal y cedía Florida a Inglaterra. Para compensar, recibía de Francia la Luisiana, con lo que desaparecía su presencia en el continente.



Con la Independencia de las Trece Colonias de Norteamérica, España encontró una nueva ocasión de desquitarse frente al inglés. Proclamada la Independencia de Estados Unidos el 4 de julio de 1776. Los colonos sublevados solicitaron las ayuda francesa y española. Los primeros intervinieron rápidamente, pero España dudó debido a las implicaciones que el apoyo a esta sublevación podía tener sobre sus propias colonias. Inicialmente proporcionó dinero, suministros y armamento a los sublevados, a la vez que abrió sus puertos a sus fuerzas navales. En 1779 España intervino directamente obligando a los británicos a redoblar sus esfuerzos por hacer frente a la flota hispano-francesa, defender sus costas y las posesiones mediterráneas. En 1782, se reconoce la independencia norteamericana y en 1782 se firma la Paz de Versalles. España salía beneficiad territorialmente, pues aunque no recuperó Gibraltar, si lo hizo con Menorca y las dos Floridas. Pero a un elevado coste para las arcas del estado y por la constatación de no haber frenado como esperaba a la potencia británica.




El surgimiento de un poder en las Trece Colonias, si que representó una amenaza para España, por un lado para la integridad territorial del impero español y por otro representó un precedente en el que fijarse por los sectores independentistas dentro de sus propias colonias.

Floridablanca desplegó la diplomacia española de cara a conseguir tres objetivos:
-      Reafirmar el papel de España dentro el continente europeo
-      La Búsqueda del equilibrio continental y marítimo, especialmente en el Atlántico y Mediterráneo
-      La ampliación de los intercambios comerciales y búsqueda de nuevos mercados para la economía española

En esta línea se produjeron los anteriores conflictos y  a la vez tendió puentes hacia Portugal y hacia la cuenca mediterránea.

Con Portugal buscó la alianza de cara a solucionar disputas territoriales en América y fomentar los intercambios comerciales que se materializó en el Tratado de San Ildefonso de 1777.




En una línea distinta, España estableció relaciones diplomáticas con Rusia, no tanto para frenar su expansión por la costa Noroeste del continente americano como por alejarla de la intervención en el conflicto de independencia de las trece Colonias. Inglaterra propuso su intervención a cambio de Menorca, pero finalmente permanecieron neutrales. El aislamiento de Gran Bretaña se redondeó aún más al conseguir que Rusia se adhiriera a la Liga de los Neutrales junto a Dinamarca Holanda Y Prusia.


Catalina II, Emperatriz de Rusia

Pero la diplomacia española llegó aún más lejos, hasta Turquía. España y Prusia frenarían las ambiciones de Austria Y Rusia sobre territorio turco a cambio de su salvaguarda de las rutas comerciales en el mediterráneo y el establecimiento de relaciones comerciales. Finalmente se utilizaría su influencia sobre las monarquías norteafricanas para materializar una acercamiento a Marruecos. De esta forma se preservaba el equilibrio en la península italiana y los intereses comerciales españoles.

(El embajador turco en la corte de Nápoles)

Para finalizar y debido a los ataques piratas del puesto de Salé, ignorando el acercamiento con Marruecos (que era incumplido con ataques ocasionales a posesiones españolas) se decidió organizar una expedición de castigo hacia Argel que fracasó estrepitosamente. Floridablanca reanudó la negociaciones en 1780 llegó a un  nuevo acuerdo con Marruecos, con óptimos resultados que dio paso a los subsiguientes tratados con las repúblicas berberiscas de Trípoli, Túnez y Argel en 1786.

jueves, 22 de junio de 2017

IMPULSOR DEL DESARROLLO INDUSTRIAL


IMPULSOR DEL DESARROLLO INDUSTRIAL






Carlos III y sus colaboradores ilustrados  partían de la idea de que la decadencia española tenía una base económica. Sólo mediante una reforma de la economía se podía revitalizar el país. Como primer paso se lanzaron a un análisis crítico de la economía y la sociedad para buscar soluciones. El progreso del país necesitaba el fomento de la producción y la circulación de bienes. El monarca no contó con el apoyo de la nobleza, por lo que se apoyó fundamentalmente en las clases medias. Estas lograron alcanzar mayores cotas de poder político y el impulso del sistema manufacturero y el proteccionismo económico y comercial.


(Representación de oficios del siglo XVIII)


La industria manufacturera era, en general, muy escasa y orientaba su producción al ámbito local, tampoco existía un mercado interno relevante que pudiera absorber gran cantidad de mercancías industriales. A excepción de Cataluña, que exportaba tejidos de algodón a las Indias, ninguna región española contaba con una industria importante. A esta situación contribuía una deficiente infraestructura de transporte. 


Con el objetivo de potenciar el reformismo económico se crearon las sociedades económicas de amigos del país que eran instituciones privadas impulsadas desde el poder a través de Campomanes. Se  encargaron de fomentar las actividades económicas productivas. Organizaban actividades de todo tipo encaminadas a difundir las nuevas teorías económicas, las ideas ilustradas y fisiocráticas y a proporcionar la aplicación de nuevas técnicas. Impartían clases de agricultura, artes, industria… 





Otro de los problemas era la falta de valoración del esfuerzo y el trabajo. El modelo social al que se aspiraba era a vivir de las rentas como los señores y enriquecerse en la aventura americana. Por ello en 1783 Carlos III declaró honestas todas las profesiones mediante la Real Cédula de 1783 con el objeto de promover el cambio de mentalidad en este sentido.




Con el objetivo de desarrollarla producción industrial española. El estado impulsó la construcción de fábricas. Destacaron como punteras las industrias de bienes de lujo (manufacturas reales): Porcelana del Buen RetiroCristales de la Granja, Tapices, Armas y trasladó la Platería Martínez a un edificio en el paseo del Prado, pero no faltaron muchas otras para la producción de bienes de consumo, en toda la geografía española como la producción de paños de lana o de seda. Pero su producción tuvo poco alcance en el mercado ya que se destinaban principalmente a la corte y escasa rentabilidad.



La caza de la codorniz es uno de los cartones que Goya entregó a la Real Fábrica en 1775, como modelo para la producción de tapices.


El impulso de las manufacturas privadas se debió hacer cortando los privilegios de los gremios.  Los nuevos núcleos manufactureros: Valencia (seda) País Vasco  (metalurgia) y Cataluña con una nueva organización de la producción en la que distintas zonas se especializaron en el cultivo agrícola y otras a la actividad artesanal (hilaturas y textiles). Este desarrollo periférico explicado por la mejor comunicación comercial   van a confirmar su desarrollo  en detrimento del centro castellano. 


Principales centros de producción industrial en la España del siglo XVIII


Según el censo de 1787, el 14% de la población activa trabajaba en la industria. El sistema más común era el tradicional taller artesano, sometido a los gremios. La industria más extendida era la textil. En tiempos de Carlos III  se redujeron los privilegios de los gremios. A pesar de que este sistema era el dominante en el entorno artesanal, fueron surgiendo otros sistemas que escapaban al control de los gremios. Uno de estos sistemas era el trabajo a domicilio, que consistía en que un empresario-comerciante proporcionaba los medios de producción(herramientas y materias primas)a trabajadores rurales, fuera, por tanto del ámbito urbano controlado por los gremios. Quienes compaginaban su trabajo en el campo con estas actividades industriales en sus casas obtenían unos ingresos extras al entregar el producto al empresario-comerciante que se encargaba de su venta.


Entre los planteamientos teóricos para el desarrollo de la industria destacó el Discurso sobre el fomento de la industria popular de Campomanes, para mejorar con ella la economía de las zonas rurales y hacer posible su autoabastecimiento.

(Pedro Rodríguez de Campomanes)

Además, con el objetivo de proteger la economía de la competencia extranjera se establecieron unos aranceles a los artículos importados y fundó fábricas en las que contaba con especialistas extranjeros para que enseñaran nuevas técnicas de producción. De esa manera se dejarían de importar del extranjero y el dinero no saldría de España. En 1768 la gestión directa de las fábricas se liberaliza. El estado también fomentó la construcción naval de astilleros, para facilitar el comercio por mar y la flota de guerra. Esta actividad se vio coronada con éxito.


jueves, 15 de junio de 2017

CARLOS III Y LA REFORMA DE LA ARMADA


CARLOS III Y LA REFORMA DE LA ARMADA


(Navío Santísima Trinidad: el mayor buque de su época)


La armada española había venido perdiendo su hegemonía durante el siglo XVII y principios del XVIII, en favor de Inglaterra y Holanda. Pero la llegada de los borbones supuso el inicio de una serie de reformas que la situaron de nuevo entre las primeras potencias navales.

El iniciador de estas reformas fue Felipe V por medio de su ministro José Patiño (Intendente General de la Marina). Rápidamente emprendió la reconstrucción de la “marina de guerra” y en concreto de la “Flota de Indias”, que estaba directamente relacionada con la reactivación del comercio ultramarino, trasladó la “Casa de Contratación de Indias”, de Sevilla a Cádiz, publicó ordenanzas para la armada (1707) para agrupar y uniformizar todas la fuerzas existentes, creó el Arsenal de la Carraca (Cádiz) para la construcción y reparación de naves así como para el almacenamiento y suministro de materiales y munición, inauguró en Cádiz la primera Compañía de Guardias Marinas, para dar una formación mixta científico-práctica a los futuros oficiales de la Marina de Guerra y por último impulsó la construcción de buque de guerra.

La reforma de la Armada estará subordinada a un concepto estratégico vital y elemental a la par; la conexión de la metrópoli y sus colonias. El elemento perturbador de este proceso es sin duda la potencia naval de Inglaterra, que se enseñorea de los océanos. La economía inglesa buscaba la apertura del mercado americano o directamente su incorporación.

La participación de España en la Guerra de los Siete Años y la firma del Tercer Pacto de Familia, hizo patente la necesidad de reforma de las fuerzas armadas y en especial de la armada,  junto a un socio estratégico como era Francia frente a un enemigo común como era Gran Bretaña.

La armada que se encontró Carlos III llevaba algunos años intentando salir de la postración y el desánimo, pero como en otras ocasiones, se rodeó de valiosos colaboradores con los que profundizó con eficacia en las reformas iniciadas en el reinado anterior, de los que el Marqués de la Ensenada es un buen ejemplo, aunque no el único.



Fundó o reactivó arsenales o astilleros, con ese fin creó el Cuerpo de Ingenieros Navales (1770) que se pusieron al frente de estas dependencias. La deforestación sufrida por los bosques peninsulares propició la construcción del  astillero de la Habana del que salieron, entre 1724 y 1796, 114 buques.

(Astilleros)

Puso en marcha un ambicioso programa de diseño y construcción de nuevos navíos. Aunque comenzó adoptando la construcción de modelos franceses, pronto se desestimaron, y gracias a tareas de espionaje y a la contratación de especialistas en ingeniería y construcción naval, se copiaron muchos aspectos del modelo inglés y holandés. Como resultado se produjeron mochos y mejores modelos que los de sus competidores. Un ejemplo de la producción de estos momentos. El "Santísima Trinidad”, el mayor navío de su época, 4 puentes, 112 cañones.

Santísima Trinidad. Planos de perfil


Reformó la situación de los recursos humanos desde la oficialidad a la marinería haciendo hincapié en la formación. Se potenció la academia e Guardiamarinas de Cádiz. Con anterioridad la formación de la oficialidad era teórica y poco práctica a la par que primaba la procedencia a la hora de recibir nombramientos, por otro lado la armada y la marina mercante siempre estaban en competencia por enrolar a una base relativamente reducida de marineros.

(Cartel de la Exposición "Guardiamarinas, 300 años")

Se adoptó un nueva bandera para unificar las enseñas empleadas en la armada y con el tiempo se convirtió en la bandera nacional, como vimos en una publicación anterior de esta serie.

(Banderas de las marinas de guerra y mercante)

Reorganizó de la armada y de sus distritos marítimos. Dotándolos de varias ordenanzas.

(Ordenanzas Navales)

Apoyó la realización de expediciones “científicas” como vimos en otra publicación de esta serie muchas de ellas con finalidad científica, filantrópica o de control y vigilancia estratégica sobre posesiones de la corona.

(Expedición Malaespina)

Organizó y normalizó un servicio de intendencia, que siempre había sido el punto flaco de las fuerzas hispanas. Se crean talleres y fábricas para la elaboración y reparación de lonas, jarcias, uniformes, munición, etc. Especialmente la fábrica de la Cavada destinada a la producción artillera en la que se pondrá gran interés.

(Fabricación de jarcias)

Apoyó el desarrollo de la marina mercante, mediante ordenanzas,  creación de compañías comerciales o escuelas náuticas y potencia los servicios de correos marítimos.
(Bandera de la Marina Mercante)

Buscó pactos con aliados estratégicos frente a potenciales enemigos (Pactos de Familia con Francia frente a los constantes conflictos con Gran Bretaña).

(Pactos de Familia)

jueves, 8 de junio de 2017

PRECURSOR DE LOS SERVICIOS SOCIALES MODERNOS


PRECURSOR DE LOS SERVICIOS SOCIALES MODERNOS

(El pensamiento social ilustrado comienza a cambiar en su percepción de las personas pobres o necesitadas. Consideran que la pobreza es una situación que dificulta el desarrollo de las personas y, por lo tanto, de la sociedad)




Durante la edad media y en parte de los tiempos modernos, la pobreza ha sido considerada como un elemento intrínseco del “orden natural” como podían serlo las guerras o las epidemias.
Hasta ese momento, el estado no se consideraba en la obligación de paliar estas situaciones. La Iglesia tenía la función moral de atender las necesidades de las personas que no podían cubrir sus necesidades mínimas, ya fuera por falta de medios, por enfermedad o por circunstancias concretas (niños, ancianos, huérfanos, viudas, etc.) por medio de instituciones de caridad (obras pías, hospicios, hermandades…).
La iglesia rápidamente organizó esta asistencia. Se dotó por medio de la “limosna” y otras rentas y organizó un “catálogo de pobres” para diferenciar e identificar a los individuos con derecho a mendigar y recibir ayudas de las obras pías.
Pero en la España del siglo XVIII se produjeron una serie de cambios. Por un lado, se experimentó un aumento demográfico y el comienzo de una serie de reformas económicas y sociales. Estas fueron de poco calado y supusieron un éxodo rural en beneficio de las ciudades. Todo esto trajo consigo el aumento de pobres y vagabundos. Al concentrarse y competir con los tradicionales “pobres oficiales” estallaron fuertes tensiones sociales.
Ante esta situación, El pensamiento social ilustrado comienza a cambiar en su percepción de las personas pobres o necesitadas. Consideran que la pobreza es una situación que dificulta el desarrollo de las personas y, por lo tanto, de la sociedad. Pasa a ser considerado un problema social por lo que se convierte en una responsabilidad pública que debe ser abordada por los gobernantes. Rompen con la idea de solucionarlo mediante el “derecho a la limosna” y defienden el trabajo y la educación como forman de superar la pobreza.  El estado debe asumir y organizar los servicios asistenciales.

Con Carlos III, la lucha contra la pobreza y la vagancia alcanza un papel importante en el conjunto de la política del gobierno. Da lugar a un “sistema General de Beneficencia” sostenido y dirigido por los ayuntamientos. Se crea el Fondo Pío Beneficial; como instrumento de financiación. Combaten la mendicidad, Floridablanca la prohibirá en la Corte (Memorial a Carlos III). Paralelamente se crea una red de servicios asistenciales (Junta General de Caridad, Diputaciones de Barrio y el Fondo Pío Beneficial). Las dotaciones económicas provenían de diferentes fuentes: Libradas por la Junta General de Caridad, Dotaciones mensuales asignadas por el Rey y príncipes, Señores y demás Personas Reales, Diferentes Obras Pías, etc.
Bajo el lema de la Real Sociedad Socorrer Enseñando, la Sociedad Matritense en el último cuarto de siglo creó Escuelas dirigidas a la formación de oficios, conocidas con el nombre de Escuelas Patrióticas. siendo su objetivo el desarrollo de la “industria popular”. Ocupación lucrativa que no corresponde a la agricultura, ni a los oficios y termina en aquellas obras menores, fáciles, que la gente puede hacer, en temporadas, días y horas desocupadas, sin faltar a sus primeras ocupaciones, dirigidos prioritariamente a la mujer, comprenden principalmente: hilanzas, bordados, encajes y puntos y todo tipo de listones, cordones, etc.
Se crean una serie de “Escuelas artesanales”, destinadas principalmente a la industria del hilado. Las escuelas se subvencionaron por espacio de cuatro años con cargo a la lotería nacional. Las diputaciones de barrio eran las encargadas de promocionar las Escuelas entre los chicos y las chicas del barrio que no realizaban actividades. A las escuelas prioritariamente asistieron chicas.

Para terminar, se crearon toda una serie de centros asistenciales como:
Hospicios: Para niños y niñas que no podían vivir con las familias. Función: Asistencial y educativa. Características: Espacios amplios y ventilados
Casas de Misericordia: Para personas mayores y transeúntes sin vivienda. Función: Asistencial y preparación para el trabajo. Características: Los asistidos debían aportar parte de los gastos.
Albergues: Para transeúntes Funciones: Asistenciales Características: períodos asistenciales más o menos cortos
Hospitales: Dirigidos a enfermos Función: La atención sanitaria
Hospital siglo XVIII

jueves, 1 de junio de 2017

REFORMAS AGRARIAS

LAS REFORMAS AGRARIAS DE CARLOS III

En el siglo XVIII, España tenía una agricultura muy atrasada y poco rentable. Aún eran frecuentes las hambrunas propias del Antiguo Régimen, agravadas por el crecimiento demográfico que se acusaba según avanzaba el siglo, en esta situación se hacían necesarias las reformas que Carlos III y sus ministros consejeros emprendieron. 



"La siega", Francisco de Goya en 1786.




La propiedad de la tierra en el XVIII continuaba en manos de los estamentos privilegiados, mayoritariamente, mientras que los pequeños propietarios no disponían de poder económico para mejorar sus explotaciones. Tampoco se permitían cercamientos ni otras mejoras debido a los privilegios de los ganaderos de la Mesta.


No había demasiada diversificación de cultivos: el cereal ocupaba, con mucho, la mayor parte de las tierras, aunque se había ido extendiendo el cultivo del maíz y de la patata.

Ante esta situación de escasez, que llegó a provocar motines, los gobiernos reformistas, especialmente en tiempos de Carlos III, afrontaron las siguientes reformas agrícolas:

Obras públicas orientadas sobre todo a favorecer los regadíos (red radial de carreteras, grandes canales como los canales de Castilla e Imperial de Aragón, redes de acequias…) incidía en la necesidad de crear un mercado nacional integrado y diversificado de productos agrícolas para hacer frente a las todavía frecuentes crisis de subsistencias.


Canal de Castilla - perfiles


Reformas en los arrendamientos agrarios.

Colonización de nuevas tierras como el Proyecto de Olavide para la Colonización de Sierra Morena. Que introdujo a 6000 colonos holandeses, alemanes y españoles en aquellas tierras provistos gratuitamente (casa, mobiliario, herramientas, ganado y semillas) y creó numerosas poblaciones (La Carolina, La Carlota y La Luisiana como centros poblacionales). Aunque esta medida fue un éxito rotundo, su promotor, Olavide, acabaría ante la Inquisición debido a las presiones de los grupos privilegiados que se sentían agraviados por sus actuaciones.
Nuevas Poblaciones fundadas en Andalucía en el siglo XVIII (Atlas de la Historia del Territorio de Andalucía)


Reparto de tierras comunales (aquellas no cultivadas) entre los campesinos extremeños, reforma después extendida por sus buenos resultados a Andalucía y La Mancha. No obstante, en última instancia, fracasó porque las oligarquías locales lograron hacerse con el control de estas tierras debido a las dificultades de capitalización por parte de los campesinos más pobres.
Formulario para la elaboración de censo para el posterior reparto

Liberalización del mercado de cereales (1765) fue adoptada quizás en el momento menos propicio, coincidiendo con unos años de malas cosechas que desembocarían en una nueva crisis de subsistencias, aprovechada por los privilegiados para promover el Motín de Esquilache. No obstante, debido una vez más a la desequilibrada estructura de la propiedad, la libertad de mercado, que debería haber incrementado la productividad, benefició sólo a los grandes propietarios, capaces de resistir los movimientos a la baja de los precios, cosa que no podían hacer los medianos o pequeños campesinos.

Motín de Esquilache


Estudio para una ley agraria que incluyó: 

    • Plan de reforma de Floridablanca de 1771: que buscaba reformar la agricultura y repoblar el campo. 
    • El Memorial ajustado, de Campomanes, buscaba fomentar la propiedad familiar de la tierra.
    • Informe sobre la ley agraria de Jovellanos, de 1795, que recopilaba toda la información anterior y era más ambicioso en sus pretensiones. Pretendía limitar los derechos de paso de la Mesta y mejorar las explotaciones.
El estudio fue minucioso y demasiado lento, por lo que la reforma agraria debe considerarse un fracaso pues se obtuvieron escasos resultados, sobre todo en lo referente al cambio en la propiedad de la tierra, lo que se producirá con las desamortizaciones del siglo XIX.
Oficios del siglo XVIII

Los intentos reformistas se producirían a lo largo de todo el siglo XVIII y sobre todo durante el reinado de Carlos III. Partían de un conocimiento claro de las causas del retraso de la economía española, eminentemente agraria. Buscaban el aumento de la producción de alimentos para sostener el progresivo aumento demográfico, así como la diversificación y el equilibrio de la producción. Pero este no era más que en primer paso, como en otros casos (Gran Bretaña) pioneros del tránsito a una economía moderna (pre-industrial), la solidez de la economía agraria iba a ser la base económica y demográfica, que con sus excedentes iba a permitir el desarrollo del sector industrial, pero el desigual éxito de estas reformas, apenas va a permitir despegar tan ambicioso plan.