martes, 23 de abril de 2013

Sementera

                                  SEMENTERA
                                  Por Pablo Tormo
                 

Cierta vez, con aquélla sonrisa tuya
de bondad antigua, declaraste que morir
no es mas que otro acto de la vida,
ésa misma que has recorrido con la palabra
al hombro como un labrador de los días,
dispuesto a abonar el mundo
con semillas de justicia y esperanza.

Siempre supimos que los números son precisos
pero no emocionan, que definen pero no acusan;
Por ello elegiste tus palabras más tranquilas y firmes
para difundir las terribles revelaciones.

Hasta el sanedrín de los doctos
llegaron las llamas de la injusticia y el silencio
oscuro de los desfavorecidos, que hicieron
de ti el primer abanderado contra la resignación.

Hoy han dicho de tu muerte, que has vivido
tranquila y sin ruido –así quisiste-, en un día frío
de primavera arrepentida, aumentando así
la soledad de los que te vimos brillar
tras el ciego horizonte del desaliento.

La piedra que te acoge tras un escueto epitafio
no será suficiente: en el campo y el asfalto
resuenas todavía haciendo crecer la simiente
del hombre nuevo, en la civilización
que has anunciado posible y mejor.

 (A Jose Luis Sampedro)