viernes, 27 de octubre de 2017

EnRedados con -Gloria Fuertes


Gloria Fuertes nació en Madrid el 28 de julio de 1917. Fue escritora de narrativa, poesía, teatro y sobre todo muy conocida como autora de literatura infantil y juvenil. 
Se cumplen 100 años de su nacimiento. Con el fin de conmemorar este acontecimiento, nuestra biblioteca ha preparado un programa de Reseñas Semanales a través de las cuales iremos descubriendo y conociendo un poco más a esta gran escritora, su vida, sus poemas, su trayectoria literaria.
Todas las semanas colgaremos en nuestro Blog, Twitter y  Facebook una pequeña reseña, nuestro pequeño homenaje a esta gran escritora española. Asimismo, os animamos a que colguéis en nuestro muro de Facebook poemas de la autora.
Inauguramos esta sección con un poema donde ella misma nos cuenta, en versos, su biografía:
AUTOBIOGRAFÍA
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
-no digo nombres-,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
-pero Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces

jueves, 26 de octubre de 2017

¡ Viva el rey ! ¡ Muera Esquilache ¡



EL  MOTÍN DE ESQUILACHE




Motín de Esquilache. Tuvo lugar en Madrid en marzo de 1766. Su detonante fue la publicación de la norma municipal que regulaba la vestimenta de los madrileños, dictada por Leopoldo de Gregorio, I marqués de Esquilache (1700-1785).


En el año 1766 estalló el conocido como motín de Esquilache, pero además otros motines en unas setenta localidades, lo que demuestra la magnitud de la protesta en pleno despotismo ilustrado. Las causas de dichos motines no están claras. Por un lado los disturbios fueron una manipulación popular de sectores políticos contrarios a las primeras iniciativas reformistas del rey, de los que se ha acusado abiertamente a los jesuitas, pero por otro lado se trata de un motín típico por crisis de subsistencia provocado por la subida de los precios de los cereales, y por tanto del pan.



En la primavera de 1766, justo en los meses previos a la cosecha, hubo una gran escasez de trigo con la consiguiente subida de precios que en ese año fue especialmente importante. Pero en este caso, además, había otro factor. 
El gobierno ilustrado había establecido una serie de medidas de liberalización económica, como la abolición de la tasa de granos por una Real Pragmática de 1765. Los ilustrados buscaban fomentar un mercado libre y no seguir con la tradicional intervención en los precios del cereal, política seguida por el poder para evitar que subiera el precio del pan y evitar conflictos. Esta fue la principal motivación para la mayoría de los motines. En Madrid se complicó con el asunto de la protesta contra la presencia de extranjeros en el poder como el famoso Esquilache. Así pues, en la Villa y Corte los amotinados además de pedir la rebaja de los precios de los productos básicos comestibles, exigieron la caída del italiano y que desaparecieran los extranjeros de la administración tomando como pretexto, la disposición del impopular Esquilache que pretendía erradicar vestimentas tradicionales como la capa larga y ale chambergo. Los amotinados del resto de las ciudades, que eran jornaleros, labradores modestos, artesanos y desocupados, se centraron en protestar por los precios altos contra las autoridades locales y los acaparadores de grano, que con sus acciones contribuían a aumentar de forma artificial aún más los precios. Reclamaban la vuelta a la tasa, a precios bajos controlados. Conviene señalar que algunos lugares de señorío, especialmente en Valencia, estos motines se complicaron con protestas antiseñoriales.

El resultado de los motines fue variado. En Madrid, el monarca, muy asustado por lo que había ocurrido a las mismas puertas de su palacio, optó por retirar del poder a Esquilache, y nombrar nuevos responsables. En realidad, el motín de Esquilache puede ser considerado un punto de inflexión en el reinado de Carlos III, ya que, a partir de entonces, además de españolizar completamente la administración, se optó por un reformismo más templado. Por otro lado, también se tomaron medidas represivas, ya que para el absolutismo era impensable aceptar rebeliones. Algunas de las medidas de reforzamiento del control de la población, con creación de algunas nuevas instituciones, tienen que ver con el pánico que la Corona tenía a las revueltas urbanas y mucho más en la propia sede de la Corte. Pero también se tuvieron en cuenta alguna de las demandas, como hemos comprobado en la destitución de Esquilache. En este sentido, se tomaron medidas en algunas localidades donde se comprobó la existencia de abusos cometidos por autoridades y acaparadores. Además, es importante destacar que el despotismo ilustrado creó dos nuevos cargos municipales encargados de velar por los intereses populares, el síndico personero y el diputado del común. También se procedió al reparto de tierras baldías y de los Concejos para aliviar las tensiones y permitir el acceso a la propiedad a jornaleros.
Leopoldo de Gregorio, I marqués de Esquilache (1700-1785)

Para determinar la culpa de los instigadores se realizó un Pesquisa Secreta llevada a cabo por Aranda y Campomanes, que encontraron como chivo expiatorio a enemigos políticos como Ensenada y a la orden de los jesuitas , que será expulsada un año más tarde, en 1767, de todos los territorios de la Monarquía Hispanica.

jueves, 19 de octubre de 2017

DESARROLLO DE LA RED VIARIA NACIONAL



DESARROLLO DE LA RED VIARIA NACIONAL



Fueron los Borbones en el siglo XVIII los que comenzaron a impulsar el proyecto de la mejora de las calzadas. Su objetivo era adecuar las carreteras a la estructura centralizada del Estado y reforzar así las comunicaciones y atender a la demanda de los flujos comerciales que el comercio y la agricultura venían necesitando. Con los Borbones llega el concepto de “camino real”. Dentro de esta dinastía, especialmente Carlos III proyectará una red de caminos permanente en el país. La solución fue hacer una red radial de caminos reales que uniría la capital del Estado con las poblaciones más importantes. Además de unir entre otras poblaciones menos importantes.


Dentro de este proceso, apareció el primer mapa de carreteras de España, tan detallados como el llevado a cabo por los jesuitas Carlos Martínez y Claudio de la Vega entre 1739 y 1743, el primer mapa de carreteras de España.

Para trazarlo se sirvieron de datos astronómicos y utilizaron las técnicas cartográficas más modernas hasta el momento. En él aparece representado el territorio peninsular, exceptuando Galicia, Asturias, León, Castilla la Vieja (menos Ávila y Logroño) dado que en esos territorios no se habían llevado a cabo las operaciones geométricas necesarias. Las carreteras aparecen representadas en líneas finas de color rojo y negro, además de utilizar signos para indicar la situación de plazas, puentes, murallas… Aunque no aparezca representado el territorio español al completo, es el mejor mapa realizado hasta la fecha.
Pero el gran cambio se produjo en 1761 con la publicación del Real Decreto expedido “para hacer caminos rectos y sólidos en España”, que facilitasen el comercio entre las diferentes regiones. Tal y como reza el Real Decreto las operaciones de restauración empezaron por las vías principales y continuaron por las secundarías con el objetivo de mejorar las comunicaciones entre ellas:
“comenzando por los principales desde la Corte a las provincias, con asignación fija, y que concluidos éstos se vayan ejecutando todos los demás que aseguren la fácil comunicación de unas provincias con otras y aún de unos pueblos con otros”

Esta fue la primera disposición española similar a un plan general de caminos. Así, durante el reinado de Carlos III tiene lugar el nacimiento de la nueva red de carreteras con estructura radial centrada en Madrid. La obra consistía en la comunicación de Madrid con Andalucía, Cataluña, Valencia, Galicia, Burgos y Extremadura. Pronto se sumaron las carreteras de Madrid a Francia por Irún y de Madrid a Badajoz y a la frontera portuguesa.

El proyecto consistía en el ensanchamiento de antiguas vías, en el empedrado de ciertos tramos, en el aumento de la longitud de la red e, incluso, en la creación de nuevos trazados que acortaran distancias. Así, se conformaron dos tipos de caminos: los de ruedas, beneficiarios de las nuevas obras de infraestructuras realizadas, que facilitaban el traslado a través del uso de carros y carretas y que agilizaban el transporte, proporcionando una mayor velocidad y aumentando el volumen de mercancías transportadas por viaje; y, los caminos de herradura, que conformaban la antigua red y que no permitían un rápido ni eficaz transporte.

jueves, 5 de octubre de 2017

¡QUE VIVA EL ALCALDE!


¡ QUE VIVA EL ALCALDE !
 O 
LA REFORMA DEL LA ADMINISTRACIÓN LOCAL



En su búsqueda de una organización eficaz del aparato estatal, Carlos III decidió abordar la reforma de la administración. Abandonó instituciones y modos de la anterior Casa de los Austrias y adoptó nuevos modelos a imagen de la administración francesa.

Desde la llegada a España de la dinastía de los Borbones, los antecesores de Carlos III se habían caracterizado por la supresión de fueros y privilegios locales, en favor de un poder y una administración centralizada.

A nivel estatal lleva a cabo una progresiva sustitución de los "Consejos" por las "Secretarías de Estado".

 A nivel Regional se crea la figura del "Capitán General" para sustituir a los "Virreyes".

A nivel provincial se crea el cargo de "Intendente" como una figura que depende directamente de los consejos/secretrarías para contrarrestar el poder de las oligarquías locales que abusaban escandalosamente de la venta de "oficios" municipales.

Pero vayamos al marco político de esta situación. En 1766, algunas de las reformas emprendidas por este monarca fracasan o generan poca aceptación. A lo largo se ese año se van a producir graves disturbios, siendo el más conocido "el Motín de Esquilache". Tras él, el monarca va a frenar el ritmo de sus reformas o a echar marcha atrás con algunas. Por otro lado, para congraciarse con las clases populares y  buscando la aceptación de sus medidas emprende una serie de reforma para modernizar la administración local. 


Creó la figura de los Diputados y Personeros del Común para ordenar la política local de abastos y mitigar las carestías que habían desembocado en los anteriores levantamientos. Dos años más tarde se introdujo la figura de los Alcaldes de Quartel y Alcaldes de Barrio. Como apuntamos anteriormente, limitó las influencias de las oligarquías locales en la elección de los cargos municipales y abrió la participación popular en estos cargos por medio de la elección del "Sindico Personero" y el "Diputado del Común". Lo revolucionario de estas reformas estaba en que estas figuras no solo representarían la opinión popular sino que serían elegidos por sufragio de entre y por los vecinos de cada Ayuntamiento.